
Trasplantar un aloe vera es un procedimiento sencillo, pero requiere cuidado para asegurar que la planta prospere y continúe siendo una fuente de salud y verdor. El mejor momento para el trasplante es la primavera, cuando el aloe está en su fase de mayor crecimiento y resiliencia.
Pasos esenciales para trasplantar un aloe vera
- Elige el momento justo
Realiza el trasplante en primavera o comienzos de verano para facilitar la adaptación. Si observas raíces saliendo de la maceta, tierra compactada o muchos brotes nuevos, es momento de actuar. - Prepara el recipiente y el sustrato
Selecciona una maceta con buen drenaje, amplia y estable (ideal al menos 20 litros si es adulta), y cubre el fondo con piedras o gravilla para facilitar la salida del exceso de agua. Usa una mezcla de sustrato suelto, abono y arena fina, o emplea un sustrato para cactus y suculentas para asegurar que las raíces no retengan humedad en exceso. - Extrae la planta con cuidado
Saca el aloe vera de su recipiente original sujetando desde la base, evitando dañar las raíces. Elimina la tierra antigua pegada y recorta raíces dañadas si fuese necesario. Si trasplantas hijos, sepáralos de la planta madre asegurando que cada uno conserve raíces propias. - Coloca y rellena
Haz un hueco en el centro de la nueva maceta y coloca ahí el aloe, cubriendo las raíces con la mezcla de sustrato hasta que la planta esté firme y erguida. - Cuidados posteriores
Deja el aloe vera en sombra durante unos días trasplantada. Evita regar inmediatamente: espera de una a dos semanas para que las raíces cicatricen adecuadamente y así se previene la pudrición. Después, riega solo cuando la tierra esté completamente seca. - Consejos extra
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Con estos pasos, tu aloe vera crecerá sano y fuerte, listo para regalarte hojas llenas de vida durante mucho tiempo. Es una planta resistente y agradecida si se siguen estas pautas básicas de trasplante y cuidado.
